Cuando en
1927 la joven Charlotte Perriand de 24 años, entró en el estudio del Arquitecto
Le Corbusier en busca de trabajo, éste le contestó textualmente: “Desgraciadamente, Madame, en este taller no
bordamos cojines".
Pero al ver sus diseños de tubo cromado, cambió de opinión, la contrató, y durante 10 años crearon en
conjunto las piezas más emblemáticas del mobiliario moderno, como la famosa “chaise longue, conocida como
la LC 4, todo un icono de la era racionalista, y que muy pocos saben que fue concebida
por Charlotte Perriand. Diseñada, según sus palabras, desde una
perspectiva integral del ser humano, teniendo en cuenta a la vez parámetros
fisiológicos, funcionales, circulatorios o formales.
Charlotte
Perriand colaboró con Le Corbusier en numerosos proyectos de
arquitectura, diseñando los equipamientos para diferentes villas como la
Savoya, y trabajó con él en la definición de la “cellule minimum”
(1929). Diseñó también el primer prototipo de
cocina para la Unidad de Habitación de Marsella e incluso elaboró una
teoría de la importancia de las mujeres en la creación. Estaba impresionada en como la mujeres habían sabido evolucionar en cuanto
a su vestimenta, desde los trajes encorsetados e incómodos de finales de siglo
XIX, a una nueva forma de vestir más natural y confortable. “El
corazón, el empuje, el espíritu de inventiva con que las mujeres han
revolucionado su indumentaria, es un milagro de los tiempos modernos” decía
Charlotte.
Pero el punto álgido de su carrera, donde confluyen todas sus exploraciones previas sobre arquitectura prefabricación, estandarización, célula mínima, industrialización y materiales, llegó con el proyecto del complejo invernal de Les Arcs en la Savoya francesa. Entre 1967 y 1982, Perriand proyectó y construyó (en esta ocasión sin Le Corbusier) las tres estaciones de esquí de Les Arcs, situadas a 1600, 1800 y 2000 metros de altitud, donde había que alojar a 18.000 personas.
La meta
que Perriand se propuso a lo largo
de su carrera se resume en el título de la exposición retrospectiva realizada
en 1985 en el Musée des Arts Décoratifs de París: Un Arte de vivir. Sus obras nos descubren “el espectáculo
de todo lo que existe en el ser humano, en su espíritu y en su carácter”. Con
más de noventa años, hasta hace poco aún continuaba trabajando con su equipo en
el taller de Rue Las Cases de París. Murió en 1999.
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